viernes, 17 de agosto de 2012

EL APEGO LLAMADO GRACIA

Un estudioso y devoto buscador de la verdad llegó a la tekkia de
Bahaudin Naqshband.
Siguiendo la costumbre, asistió a las charlas y no planteó preguntas.
Cuando Bahaudin al final le dijo: “Pregúntame algo”, este hombre
manifestó:
“Shah, antes acudía a ti y estudiaba tal y cual filosofía bajo tal y cual
aspecto. Atraído por tu reputación, viajé hasta tu tekkia.
“Al oír tus enseñanzas he quedado impresionado por lo que dices y deseo
continuar estudiando contigo.
“Pero, como estoy tan agradecido y apegado a mis anteriores estudios y
maestro, me gustaría que me explicaras su conexión con tu trabajo o que
me hicieras olvidarlos, de manera que pudiera continuar sin una mente
dividida.”
Bahaudin dijo:
“No puedo hacer ninguna de las dos cosas. Lo que sí puedo hacer, no
obstante, es informarte de que uno de los signos más seguros de la
vanidad humana es estar apegado a una persona y a un credo, e
imaginar que dicho apego proviene de una fuente superior. Si un hombre
se obsesiona con los dulces, los llamaría divinos, si alguien se lo
permitiera.
“Con esta información puedes aprender sabiduría. Sin ella, sólo puedes
aprender el apego y llamarlo gracia.”
“El hombre que necesita malumat (información), siempre supone que
necesita maarofat (sabiduría).
Si realmente es un hombre de información, verá que la próxima cosa que
necesita es sabiduría.
Si es un hombre de sabiduría, sólo entonces estará libre de la necesidad
de información.”

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